El mundo se dio cuenta que la estaba sacando barata y decidió tirarse sobre mi.
Pago mi vida, esta inútil y sobria vida.
En donde hace poco me dí cuenta que no voy a ser quien quiero ser. Que no voy a vivir como me gustaría vivir. Que seré una pieza del sistema, intentando salirse, lograndolo de vez en cuando, pero volviendo...
Volver... Y caer.
Caigo como nunca caí. Y todavía no salté, o no me empujaron.
Regresó el que escribe, regresó porque lo encontraron. Y la historia se vuelve a escribir, y cada vez parece más infinita que antes.
Porque yo SI creí que la anterior iba a ser infinita. Era verla y sentir esas ganas de parar el mundo y fugarte con ella.
Pero ahora, Dios... Ahora no lo puedo controlar.
Cómo explicarte, lector... Explicarte que no valgo. Que soy un accesorio de su hermosa e inigualable locura. Que pensé en todo. En cosas que no hay que pensar. Las pensé, y eso asusta. Soy una piedra tan falsa. Me quiebro tan fácil. Y estos momentos me hacen querer modificar o afirmar ello. Confirmar que soy una piedra, imbécil, enferma, que tiene por destino quedar atrás del telón y morir ahí, con el último acto. U, otra cosa. Hacer otra cosa.
Largar el alma por donde queira ir. Cambiar todo. Para yo ser feliz, y para mostrar, MOSTRARTE, que libre puedo ser tu sueño. Libre y vivo puedo volarte la cabeza.
Se muere una vida más, anticipadamente. Hasta el sábado, más precisamente.
Una semana.
Cómo va a seguir esto.... Quién seré el domingo...
Algo voy a hacer, lo sé.
Algo voy a hacer.
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