domingo, 3 de abril de 2011

El fin de mi mundo

Hoy, 3 de Abril de 2011, un año y tres meses después de que comenzara, mi mundo decidió llegar a su fin. Estas pocas palabras bastan para desatar nuevas lágrimas. De dolor, de tristeza.. No logro encuadrarlas, simplemente están. En cada tema, en cada foto, en cada cosa que gira en torno a este infeliz, con todas las letras. A medida que pasa el tiempo y se apagan más las luces por la noche y por la sensación, me convenzo más de lo mal que hice. Lo mal que hice al no ser yo, al no darme cuenta a tiempo; y, más importante, a dejarte ir. Porque estoy convencido de cumplir con las expectativas, pero tenía que seguir.
Nosotros. Esto solamente será parte de una canción. Una que no hace más que destruir, arrasando con todo. Se me ha partido la cabeza, se me partió el corazón; y realmente estoy vagando a oscuras. Los cambios de sentimientos están dando vuelta, y vos en vez de dejar las cosas como están, te dedicás a clavar un poco más la punta, que ni siquiera llegó a la mitad y ya duele. O es triste.
Lo que no te dije... Que te amo. Mucho. ¿Más que a quién? Más que a todos. ¿Hasta dónde? Hasta donde me alcanza mi ser. Hasta que de el último respiro y el que grita y aulla deje de latir.
Estoy triste. Y creeme que triste como nunca antes... Me siento muy chico en una nada muy grande... Y me da mucho miedo.

martes, 1 de febrero de 2011

Tu viajecito me mata

No es a propósito. Me salen las ganas de escribir en momentos como este. Y después de unos meses, acá estoy, nuevamente. Tras unas vacaciones de todo tipo, caigo otra vez en la realidad.

Que cagón te volviste, Matías. Todos los modelos de valentía los aprobás, pero cada vez que te toca jugar en la cancha grande, titubeás. Rosa. Muy rosa y poco celeste.

Ahora bien, dado a limbo en el que creo estar (creo; está claro que me encuentro en un extremo o en el otro, solamente que todavía no lo sé), relataré en dos posturas, sin necesidad de distinguirlas o definirlas.

- ¿Qué carajo pasá? Me ves ir, con los ojos llenos de nosotros y ahora no siento ni una gota de oxígeno. Habrá caído la lluvia, y no pude siquiera cubrirte. Habrá pasado lo que pasó (o lo que pasaba).

- Claramente, no lo creo. No es quien yo conocí. Además, ¿qué tendría que decir yo? Es una verdadera espina de pescado. Y aquí estoy, volví. Jamás me fui.

Estas ganas de nada, menos de ti.